Campaña: Si la vida te dona tapitas, no las tires, dona vida.

A toda la comunidad José Lévy:

A través de este espacio virtual me permito recordarles la campaña para apoyo a los niños con cáncer que consiste en la donación de artículos que normalmente consideraríamos como desecho. La colecta se hará hasta el día 11 de marzo del presente, invitando a los alumnos a donar los materiales en el orden que se explica a continuación:

Alumnos de Preescolar (primero, segundo y tercero): los invitamos a donar tapa roscas.

Alumnos de Primero de primaria: los invitamos a donar papel periódico.

Alumnos de Segundo de primaria: los invitamos a donar aritos de aluminio (de las latas de refresco).

Alumnos de Tercero de primaria: los invitamos a donar envases PET.

Alumnos de Cuarto de primaria: los invitamos a donar tapa roscas.

A los alumnos de Quinto y Sexto grados, los invitamos a apoyar la donación de cualquiera de los otros niveles educativos.

De igual modo, si sus familias cuentan con donaciones que apoyarían a grados diferentes de aquellos que cursan sus hijos, tengan claro que TODA donación es bienvenida.

Les agradecemos su atención y apoyo a esta noble causa.

¡Saludos!

Levyintegra.

El enojo y su fuente verdadera

El proceso evolutivo de las especies desarrolló la capacidad de sentir al momento que nos convertimos en organismos pluricelulares, con la finalidad de que el individuo pudiese detectar y atender sus necesidades, ya fueran estas de orden fisiológico, psicológico o de trascendencia.

En el marco evolutivo, la naturaleza en su extraordinaria organización dotó a los individuos de capacidades emocionales con la finalidad de la preservación de las especies, a decir, las emociones básicas: Enojo, Tristeza, Alegría, Miedo y Afecto. Cada una de estas emociones básicas, presentes en todas las especies animales, promueve la atención de necesidades particulares que de no observarse implicarían la muerte del individuo.

El enojo es una energía que experimenta el organismo que se vive en una situación donde la defensa es la única opción. Imaginemos a un león sin capacidad para enojarse, terminantemente no sobreviviría. No obstante, el león no vive permanentemente enojado. Para cualquier espectador de la vida natural (apoyémonos de los documentales de la naturaleza del animal planet), el león aparece casi permanentemente echado plácidamente en medio de la sabana. El león duerme, retoza y goza de una vida tranquila la mayor parte del tiempo. Las situaciones de enojo que enfrenta son las de invasión de su territorio, pelea por el derecho a aparearse con las hembras y la competencia alimenticia. Fuera de estas tres situaciones, el león vive una exigencia pausada. El enojo es una herramienta de supervivencia de las especies, es la energía de defensa.

¿Qué representa el enojo en nuestras sociedades actuales? Si somos realistas, ¿cuántas veces estamos en la situación de defendernos diariamente? ¿Entonces, por qué nos enojamos con tanta frecuencia e intensidad? El enojo evidentemente es la energía a través de la cual podemos poner límites. Una persona sin capacidad de enojarse será sometida irremediablemente al abuso de los individuos que le rodean, desde esta perspectiva el enojo se vuelve algo funcional. Sin embargo, ¿qué hay de las personas que viven enojadas la mayor parte de su jornada? Además de someterse a altos niveles de estrés, consecuencias fisiológicas de importancia y baja calidad de vida, las personas enojadas sofocan sus relaciones y saquean sus vínculos.

Si lo analizamos con detenimiento, nuestros enojos (fuera de las situaciones de defensa antes referidas) tienen que ver con nuestras expectativas. Por ejemplo: asumamos que me estaciono en una zona de parquímetros de la ciudad, deposito el dinero para cubrir mi estancia, cuando salgo noto que mi auto tiene el inmovilizador ya que me excedí 3 o 4 minutos. Automáticamente siento como un calor que se origina en mi estómago comienza a subir hasta la cabeza, se me crispan los puños, trabo la mandíbula, y con ojos inyectados comienzo a proferir insultos de lo más variopintos. Mientras echo espuma por la boca, hablo al control de multas, cubro el importe y espero impacientemente a que venga el encargado a retirar la "araña". Ya que llega lo fulmino con la mirada, sigue mi secuencia dado que ahora voy tarde a una entrevista, aprovecho para encararlo y decirle "lo que se merece". Me subo al auto y voy echando pestes a mi entrevista, llego, tengo un mal desempeño, me enojo aún más. En conclusión cuando llego a casa por la noche he tenido un día nefasto.

En este ejemplo lo que me enoja no es el inmovilizador en la llanta en sí mismo, es en realidad, que yo esperaba encontrar todo en orden y mi expectativa no se cumplió, la frustración experimentada por la distancia entre la realidad y lo que espero es lo que provoca mi respuesta agresiva. Esta es una observación sutil pero poderosa. El problema no es lo que pasa (externo) sino lo que yo esperaba (interno).

El enojo es hijo de la expectativa, siempre que esperemos algo y que este algo no se cumpla, vamos a conectar con esta energía. El enojo sostenido empobrece, empobrece nuestras vidas, nuestros bolsillos, nuestras relaciones, nuestra capacidad de disfrute. Te pido que reflexiones y que observes como detrás de todos tus se encuentra una expectativa que no se cumplió.

La solución.... deshacernos de las expectativas. En resumen, y así de simple. Sin embargo, representa un trabajo monumental. Yo te recomiendo empezar por reconocerlas. Ubica dónde se encuentran. Aquí espero esto, acá espero esto otro, en segundo lugar, pon tu expectativa a un lado y busca relacionarte con la experiencia presente, no con la deseada, esa ya no se cumplió. Ve al momento presente y trabaja en conciencia, el enojo desaparecerá de tus días gradualmente y accederás a una mayor calidad de vida.

 
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