Pensamientos de cuarentena... Está bien, no estar bien.

Pensamientos de una madre de familia:

Estas semanas han sido difíciles. ¡Siento que el encierro se va acumulando!

Yo llevaba haciendo un esfuerzo extra-humano para que todos estuviéramos "bien". Tanto esfuerzo, que se había convertido hasta en discusión con mi esposo.

Sentía que necesitaba meditar 2-3 veces al día y ni así se me hacía suficiente. Peor no importaba, había que seguir buscando esa paz interior.

Buscaba que mis hijos expresaran lo que traían, los contenía y ayudaba a que sacaran, pero en el fondo lo que quería era que estuvieran bien. Quería ya dormir bien en la noche.

Le preguntaba a mi esposo a cada rato como estaba y que podía hacer para ayudarlo a estar mejor, menos estresado. Me acabó alucinando.

Solté mi casa, me dejó de importar el desorden. Solté la escuela, hacíamos lo que podíamos sin que me convirtiera en bruja. Solté la comida, solté la ropa, solté todo... excepto el perfeccionismo que siempre queda por ahí bien enraizado...

No me había dado cuenta que estaba escondiendo mi ansiedad en "hacer que todos estuviéramos bien". Si lo importante en esta época es dudar la parte emocional, pues estaríamos "perfectos emocionalmente" (sí, como no).

Y claro que se vale no estar bien. Es más, es imposible sólo estar bien. Eso no quita que estemos agradecidos por las miles de bendiciones que nos rodean. Tampoco quita que salgamos siendo disciplinados en hacer loqueo nos ayuda a sentirnos mejor. El esfuerzo es algo permanente, pero necesita ser consciente y medido.

Todo en la vida tiene su luz y su sombra, como el día y la noche, la tormenta y la calma. Pero yo insisto en estar "alumbrando" todo, intervengo con la fluidez, con los ciclos, con la naturaleza que sobretodo ahorita nos ha mostrado que es mucho más sabia que nosotros.

Se vale descansar, se vale no estar bien, darnos ese permiso, paradójicamente nos conduce a nuestro bien estar.