Si quieres éxito en tu vida, requieres estos tres valores... (parte 1 de 3)

Los grupos sociales son elementos vivos, aunque no lo parezca están en constante cambio, mismo que es difícil de reconocer dado que afecta a sus miembros quienes son los agentes mismos del cambio.

En este sentido hablemos de la comodidad. Hoy en día tenemos una vida más "cómoda" que las generaciones pasadas. Contamos con drenaje e instalaciones sanitarias, automóviles, aviones, asientos ergonómicos, escaleras eléctricas, elevadores, computadoras, calculadoras, sistemas automatizados cada vez más sofisticados, etc.

Lo que todo esto ha provocado ha sido una generación cómoda y floja, y desafortunadamente esta tendencia se hace cada vez más grave, más presente a medida que los avances tecnológicos nos ahorran esfuerzos.

Es en esta última palabra en donde se encierra la primera clave del éxito en nuestras generaciones presentes, el esfuerzo.

Veo crecer a nuestros niños en donde no saben esforzarse por las cosas que desean, ya no digamos por las que están obligados a hacer aunque no disfruten, vis à vis, la escuela. Estas criaturas renuncian fácilmente cuando quieren anotar un gol o avanzar en el nivel de su videojuego de moda. De hecho, cambian de videojuego con frecuencia y no los completan. ¿Qué podemos esperar de su desempeño escolar? ¿Qué podemos esperar de ellos como futuros profesionistas?

Esta cultura de la inmediatez, de lo fácil, de lo rápido, de lo sencillo, no entrena, simplemente no forma para la vida. Con esto no quiero decir que debemos aprender a pasarla mal, no, de ninguna manera, pero si queremos resultados en la vida, tenemos que aprender a esforzarnos por ellos.

Alan Schoenfeld es catedrático de matemáticas en la uniersidad de Berkley. Como maestro de matemáticas se ha dedicado a estudiar las variables que hacen a algunos alumnos mejores que otros en el dominio de las matemáticas. La clave se la dio una enfermera de nombre Renée, que le dedicó un periodo de 22 minutos a la resolución de un problema de matemáticas, en tanto, que los alumnos habitualmente oscilaban entre los 30 segundos y los cinco minutos antes de abortar la misión y pedir ayuda argumentando que la tarea era demasiado difícil.

Entonces Schoenfeld decidió abrir su horizonte de investigación y aplicó un examen de matemáticas a alumnos de las mismas edades en 17 países. Con absoluta contundencia los niños de Singapur, Taiwan, Japón y Hong Kong obtuvieron mejores resultados en los exámenes aplicados. Sin embargo, no era que los niños asiáticos fueran mejores, de hecho los niños occidentales ostentaban un domino similar en cuanto a conocimientos. La diferencia radica en que los niños asiáticos tienden a esforzarse más tiempo en la resolución de problemas con una media de 17 minutos en comparación con la de los niños estadounidenses, por ejemplo, que presentaron una media de 6 minutos dedicados a la solución de cada problema.

Entendamos que hay una diferencia cultural entre oriente y occidente que tiene sus raíces en estilos de vida distintos, pero el punto es que normalmente hemos creído que el nivel de desempeño matemático tiene que ver con un atributo innato, cuando la realidad de este estudio lo contradice completamente. Es el esfuerzo lo que permite un desempeño superior y por ende mejores resultados.

Las medallas de oro, los óscares, los trofeos, las condecoraciones y los diplomas son un resultado, un efecto. Lo que requieren, y yo me atrevería a decir, lo único que requieren, es un alto grado de esfuerzo previo para conseguirlos.

¿Te estás esforzando lo suficiente por tener la vida que quieres?

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