En la publicación anterior hablamos de la importancia de virar las prioridades (al menos veladamente) frente a las necesidades actuales de convivencia sana y pacífica en los hogares.
En esta ocasión hablaremos de como establecer límites eficazmente.
Recordemos que los límites sirven para evitar peleas y fricciones, sin hay muchas peleas y fricciones es síntoma de que nuestros limites no están bien planteados. Los límites eficaces tienen tres características: son anticipados, claros, tienen consecuencias y requieren un alto grado de consistencia.
Anticipación:
Tenemos la idea de que ponemos limites cuando los niños hacen algo y los regañamos. El chico entenderá que eso no se debe de hacer, "soy muy bueno poniendo límites". Permíteme contradecirte. Serás muy bueno peleando pero no poniendo limites. Si tu querubín santo hace algo que no te agrada y lo regañas, eso es una pelea. Ese evento lo guardas en tu memoria y cuando la situación esté tranquila, fuera de la situación de conflicto, entonces llamamos al chico, le recordamos la fricción que tuvimos y le decimos (con calma y serenidad) que eso no estuvo bien y que no queremos que se repita, siendo claros y con consecuencia. Es decir, antes de que se repita pongo el límite no durante la situación de conflicto. Si confundo la pelea con el límite, provoco que los niños reincidan interminablemente porque no tienen claridad ni consecuencias, entiende que mamá y/o papá a veces se enojan por esto y a veces no y eso provoca que traten de salirse con la suya.
Claridad:
Es importante que seamos claros en nuestra petición, evitar consignas como: "quiero que te portes bien", eso es muy vago. Tratemos consignas como: "quiero que pongas la mesa todos los días a las 2pm", "por favor pon tu ropa en su lugar y mantén tu habitación ordenada", estas son consignas claras. Así evitamos confusiones y malas interpretaciones. Pídele a tu querubín santo que te de acuse de recibo: "¿comprendiste lo que te pedí, lo que espero de ti?, a ver, explícamelo tu a mi". Así no hay lugar a dudas y nos alineamos sobre lo acordado.
Consecuencias:
En estos tiempos las consecuencias habituales pierden efecto. Una consecuencia tiene impacto cuando percibimos un cambio notorio en nuestras expectativas, deseos, necesidades, etc. SI los niños están habituados a tener el Xbox como medio de distracción y un día no lo tienen, hay un efecto. Si les gusta salir a andar en bici y hoy no pueden, hay efecto. Pero el problema es que en estos tiempos los niños han perdido espacios de esparcimiento, actividades divertidas, convivencia, incluso privacidad. Así que consecuencias como: te castigo el Xbox, no tienes iPad, no vas a ver tele, tienen bajo o nulo impacto y por tanto no ayudan a modular la conducta. Hoy en día recomiendo recurrir a tareas pesadas y tediosas para modular la coducta: hoy tu consecuencia es lavar el patio, limpiar el cuarto de los trebejos, lavar trastes toda la semana, etc. Recurrir a estas actividades que no son del gusto general va a ser más eficaz que recurrir a los premios y castigos habituales.
Consistencia:
Los padres de familia deben de ser un evento predecible para los niños. Esto requiere un alto grado de consistencia y respeto a los acuerdos. Ya le dijiste a tu querubín del cielo que si te contesta de manera grosera le toca lavar el coche, pero hoy andas de buenas y llovió así que te conmueves y lo dejas pasar. Entonces tu querubín aprende que no cumples lo que dices y mañana repetirá la conducta indeseada buscando salir impune como fue ayer, pero mañana andas más estresadito por las bajas ventas de tu negocio y tuviste un pleito con tu pareja, entonces hace lo mismo, contesta grosero, y además de una regañada tremenda, lava no solo tu coche sino el de tu pareja y los tres del vecino y le das dos cocos como corolario. Entonces el niño aprende que no eres predecible y que a veces hay respeto a lo acordado, a veces no, a veces es superlativa la respuesta y a veces impeceptible. Estos niños tienden a ser más ansiosos y a jugar a la impunidad. Si respetamos lo que decimos y acordamos, le devolvemos el control a los niños, siempre que responde adecuadamente tiene la misma consecuencia positiva y siempre que responde groseramente tiene que lavar el auto. Así es SIEMPRE, sin importar el clima, mi estado de ánimo o cualquier otra variable, entonces el niño decide que quiere, si lavar el coche o bien pasar una tarde amena. no hay impunidad posible, su angustia baja y eres un tema predecible para el o ella. Lo que modula la conducta no es la gravedad del castigo, sino su aplicación y respeto consistentes.
Recuerda que tu estado de ánimo es el primer elemento que marca la pauta para una adecuada convivencia en tu hogar, date tus gustos, maneja tus emociones, comunica lo que te pasa y lo que requieres. Tu también eres importante, si tu estás bien, tus hijos también lo estarán, sin tu estás mal, tus hijos no tienen oportunidad alguna de bienestar. El trabajo comienza contigo.
En amor, bendiciones.
En esta ocasión hablaremos de como establecer límites eficazmente.
Recordemos que los límites sirven para evitar peleas y fricciones, sin hay muchas peleas y fricciones es síntoma de que nuestros limites no están bien planteados. Los límites eficaces tienen tres características: son anticipados, claros, tienen consecuencias y requieren un alto grado de consistencia.
Anticipación:
Tenemos la idea de que ponemos limites cuando los niños hacen algo y los regañamos. El chico entenderá que eso no se debe de hacer, "soy muy bueno poniendo límites". Permíteme contradecirte. Serás muy bueno peleando pero no poniendo limites. Si tu querubín santo hace algo que no te agrada y lo regañas, eso es una pelea. Ese evento lo guardas en tu memoria y cuando la situación esté tranquila, fuera de la situación de conflicto, entonces llamamos al chico, le recordamos la fricción que tuvimos y le decimos (con calma y serenidad) que eso no estuvo bien y que no queremos que se repita, siendo claros y con consecuencia. Es decir, antes de que se repita pongo el límite no durante la situación de conflicto. Si confundo la pelea con el límite, provoco que los niños reincidan interminablemente porque no tienen claridad ni consecuencias, entiende que mamá y/o papá a veces se enojan por esto y a veces no y eso provoca que traten de salirse con la suya.
Claridad:
Es importante que seamos claros en nuestra petición, evitar consignas como: "quiero que te portes bien", eso es muy vago. Tratemos consignas como: "quiero que pongas la mesa todos los días a las 2pm", "por favor pon tu ropa en su lugar y mantén tu habitación ordenada", estas son consignas claras. Así evitamos confusiones y malas interpretaciones. Pídele a tu querubín santo que te de acuse de recibo: "¿comprendiste lo que te pedí, lo que espero de ti?, a ver, explícamelo tu a mi". Así no hay lugar a dudas y nos alineamos sobre lo acordado.
Consecuencias:
En estos tiempos las consecuencias habituales pierden efecto. Una consecuencia tiene impacto cuando percibimos un cambio notorio en nuestras expectativas, deseos, necesidades, etc. SI los niños están habituados a tener el Xbox como medio de distracción y un día no lo tienen, hay un efecto. Si les gusta salir a andar en bici y hoy no pueden, hay efecto. Pero el problema es que en estos tiempos los niños han perdido espacios de esparcimiento, actividades divertidas, convivencia, incluso privacidad. Así que consecuencias como: te castigo el Xbox, no tienes iPad, no vas a ver tele, tienen bajo o nulo impacto y por tanto no ayudan a modular la conducta. Hoy en día recomiendo recurrir a tareas pesadas y tediosas para modular la coducta: hoy tu consecuencia es lavar el patio, limpiar el cuarto de los trebejos, lavar trastes toda la semana, etc. Recurrir a estas actividades que no son del gusto general va a ser más eficaz que recurrir a los premios y castigos habituales.
Consistencia:
Los padres de familia deben de ser un evento predecible para los niños. Esto requiere un alto grado de consistencia y respeto a los acuerdos. Ya le dijiste a tu querubín del cielo que si te contesta de manera grosera le toca lavar el coche, pero hoy andas de buenas y llovió así que te conmueves y lo dejas pasar. Entonces tu querubín aprende que no cumples lo que dices y mañana repetirá la conducta indeseada buscando salir impune como fue ayer, pero mañana andas más estresadito por las bajas ventas de tu negocio y tuviste un pleito con tu pareja, entonces hace lo mismo, contesta grosero, y además de una regañada tremenda, lava no solo tu coche sino el de tu pareja y los tres del vecino y le das dos cocos como corolario. Entonces el niño aprende que no eres predecible y que a veces hay respeto a lo acordado, a veces no, a veces es superlativa la respuesta y a veces impeceptible. Estos niños tienden a ser más ansiosos y a jugar a la impunidad. Si respetamos lo que decimos y acordamos, le devolvemos el control a los niños, siempre que responde adecuadamente tiene la misma consecuencia positiva y siempre que responde groseramente tiene que lavar el auto. Así es SIEMPRE, sin importar el clima, mi estado de ánimo o cualquier otra variable, entonces el niño decide que quiere, si lavar el coche o bien pasar una tarde amena. no hay impunidad posible, su angustia baja y eres un tema predecible para el o ella. Lo que modula la conducta no es la gravedad del castigo, sino su aplicación y respeto consistentes.
Recuerda que tu estado de ánimo es el primer elemento que marca la pauta para una adecuada convivencia en tu hogar, date tus gustos, maneja tus emociones, comunica lo que te pasa y lo que requieres. Tu también eres importante, si tu estás bien, tus hijos también lo estarán, sin tu estás mal, tus hijos no tienen oportunidad alguna de bienestar. El trabajo comienza contigo.
En amor, bendiciones.